Entrevista realizada por Actually Existing Socialism, y reproducida en Critical Theory Workshop (9-7-2024). Transcripción y traducción: REALCOM.

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Me alegro de darte la bienvenida al programa, Gabriel Rockhill, gracias por venir. ¿Podrías explicar cuáles son los conceptos esenciales del marxismo, del materialismo histórico y la dialéctica?

La definición más concisa del materialismo histórico es que se trata de una ciencia de la vida social y su historia, desarrollada por Marx. En su introducción de 1892 a Socialismo utópico y socialismo científico, Marx aclara este concepto. Si analizamos su explicación, podemos entender mejor qué es el materialismo histórico y cómo funciona. Marx sostiene que el materialismo histórico es una visión de la historia que identifica la causa última y la principal fuerza motriz de los eventos históricos importantes en el desarrollo económico de la sociedad, los cambios en los modos de producción e intercambio, la consiguiente división de la sociedad en clases y la lucha entre estas clases. Esta cita contiene elementos clave, pero quisiera destacar algunos aspectos importantes.

Primero, el materialismo histórico no debe confundirse con el empirismo ni con el idealismo. El empirismo se basa en la idea de que el mundo está compuesto por hechos brutos que podemos aprehender y reproducir; Marx y Engels criticaron esto como una mera recolección de hechos aislados, desconectados de la experiencia humana y la lucha de clases. Por otro lado, el idealismo, que Marx rechaza, reduce la realidad a una “realidad imaginaria” o a la actividad de sujetos imaginarios. El idealismo sostiene que la verdad de la existencia reside en la mente o en fuerzas metafísicas, como Dios.

Para comprender el materialismo histórico, es crucial reconocer que este enfoque niega ambos puntos de partida. El materialismo histórico sostiene que no existe un mundo material completamente independiente de la sociedad y la cultura humanas, y que el mundo no está impulsado únicamente por pensamientos o la mente humana. En cambio, los seres humanos, emergidos del mundo natural, intentan comprender y actuar en el mundo en el que han surgido. Por lo tanto, ofrece una visión del mundo diferente a la que divide la realidad en mente y realidad empírica.

Otro aspecto fundamental es que, aunque el materialismo histórico se considera una ciencia, no lo es en el sentido reduccionista, positivista y objetivista. La ciencia de Marx y Engels busca establecer una elucidación coherente y sistemática de la realidad, siempre abierta a revisión. Reconocen que nuestras verdades son provisionales y pueden ajustarse con nueva información. Así, el materialismo histórico es tanto una explicación materialista de la historia y la sociedad humana como un marco en evolución. No ofrece un único modelo de la sociedad, sino que se adapta a nuevas coyunturas históricas.

Finalmente, es crucial para Marx y Engels que el materialismo histórico no excluya la agencia humana. La intención no es solo comprender el mundo, sino transformarlo. Por lo tanto, el materialismo histórico no es solo una ciencia de elucidación, sino una teoría revolucionaria integrada en un proceso de liberación.

¿Es suficiente esta explicación sobre el materialismo histórico o prefieres profundizar más antes de pasar a la dialéctica?

Sí, es un excelente y breve resumen, así que claro, pasemos a la dialéctica.

La dialéctica es una visión del mundo que reconoce que la naturaleza no es estática ni está compuesta de elementos discretos y completamente separados, sino que está en constante movimiento e interconectada dentro de una totalidad relacional, impulsada por fuerzas contradictorias. Engels ofrece una valiosa perspectiva sobre este tema al contrastar a los dialécticos con lo que él llama “metafísicos”. Los metafísicos abordan el mundo basándose en el supuesto de que en el mundo operan categorías intelectuales o espirituales fijas, como el alma humana o Dios. Engels describe su enfoque como centrado en ideas o entidades aisladas que se consideran una tras otra, como objetos de investigación rígidos y fijos.

En cambio, la dialéctica comprende las cosas y sus representaciones (ideas) en su conexión, interrelación, movimiento, origen y fin esenciales. Esto significa que la dialéctica reconoce la historicidad radical del mundo: todo está en un estado de flujo y cambio, aunque estos cambios ocurren en diferentes escalas e intensidades. Desde una perspectiva dialéctica, nuestros conceptos son categorías limitadas que no captan plenamente la complejidad de los procesos que impulsan el mundo. La dialéctica, por lo tanto, busca superar estas limitaciones conceptuales y ampliar nuestra comprensión de la naturaleza infinitamente compleja y dinámica de la realidad.

Lenin hizo una contribución significativa a esta perspectiva al caracterizar la dialéctica como “un conocimiento vivo y multifacético con un número cada vez mayor de facetas, con infinitos matices en cada enfoque de la realidad, con un sistema filosófico en continua evolución”. Describió la dialéctica como un esfuerzo por refinar continuamente nuestras formas de conocimiento para aproximarnos mejor a una realidad infinitamente compleja y dinámica.

Esta perspectiva implica que el conocimiento humano es en última instancia incapaz de establecer un sistema definitivo y cerrado de comprensión, ya sea en relación con el mundo natural o la sociedad humana. Engels lo articula explícitamente en Anti-Dühring. La noción, que a veces se encuentra en la izquierda occidental o dentro de las comunidades conservadoras, de que Marx creía que podía predecir la historia o identificar leyes absolutas que gobiernan la naturaleza o la historia refleja un enfoque no dialéctico.

Para ilustrar la dialéctica con un ejemplo más sencillo, consideremos la paradoja de la nave de Teseo. La paradoja se refiere a un barco que va renovando gradualmente sus piezas con el tiempo, lo que plantea la pregunta: ¿en qué momento el barco deja de ser el Barco de Teseo? ¿Es cuando se reemplaza el 50% de sus piezas o solo después de que se hayan reemplazado todas las piezas? Esta paradoja surge del supuesto metafísico que confiere una identidad estricta al Barco de Teseo, la que podría definirse con precisión en relación con el mundo externo. Sin embargo, la dialéctica resuelve esta paradoja al reconocer que el problema surge de intentar adaptar un concepto fijo a un conjunto complejo de procesos interrelacionados. No hay una verdadera paradoja; más bien, hay un desajuste entre nuestras categorías cognitivas limitadas y la naturaleza relacional y dinámica del mundo. La dialéctica ayuda a superar esto al reconocer que nuestros conceptos no captan plenamente la naturaleza de la realidad.

Esta comprensión es crucial para nuestro debate más amplio, porque un problema común en la izquierda occidental es la percepción de que el socialismo o el comunismo es una entidad fija y absoluta con características predefinidas. Es importante reconocer que el socialismo y el comunismo son procesos que evolucionan en relación con el sistema del que surgen: el capitalismo.

Respecto de lo que acabas de explicar, creo que el sistema de enseñanza, incluso en el nivel universitario, ha hecho bastante daño al mostrar una historia casi por completo idealista, en términos de hacer creer que los movimientos históricos de los pueblos se explican, por ejemplo, porque los padres fundadores de los Estados Unidos creían en la libertad, que por eso emprendieron su Revolución, cosas así. Por otro lado, también en términos de la dialéctica que aborda la complejidad casi infinita de los conceptos, de las cosas, de la realidad, mientras que, cuando se nos enseña historia en la escuela, por lo general nos inducen a reducir esa complejidad al concepto más simple posible.

Lo que aprendemos en la escuela se suele denominar “historia burguesa”. Es un tipo de historia que la clase dominante capitalista ha establecido en las instituciones creadas para adoctrinarnos. Desde una perspectiva materialista histórica, esto tiene sentido. El materialismo histórico tiene el poder no sólo de revelar la verdad del mundo, sino también de descubrir las fuerzas objetivas que han producido distorsiones y falsedades tales como la historia burguesa.

Los marxistas utilizan con bastante frecuencia el concepto de “contradicción”. ¿Podrías explicar lo que esto significa, en relación con las nociones que acabas de desarrollar?

La idea básica de la contradicción es que en el mundo existen fuerzas que parecen incompatibles y entran en un estado de contradicción. Estas contradicciones pueden existir en varios niveles, como primario, secundario, etc. En un nivel, las contradicciones representan conflictos intensos entre fuerzas opuestas.

La dialéctica nos ayuda a entender que estas contradicciones no son solo conflictos aislados, sino parte de un proceso más amplio. En ciertos casos, este proceso puede llevar a una resolución de la contradicción. Por ejemplo, en la lucha de clases entre la clase dominante capitalista y la clase obrera, existe una contradicción antagónica porque sus intereses materiales no coinciden. Sin embargo, esta lucha de clases es un proceso continuo en el que la contradicción tiende a superarse a sí misma.

Es importante destacar que superar una contradicción no significa simplemente repetir la contradicción en un nivel superior, donde el proletariado se convierte en la nueva clase dominante y la burguesía en la subclase. En cambio, implica disolver las condiciones que dan lugar al antagonismo de clase, como la propiedad privada. Por lo tanto, las contradicciones no deben verse simplemente como oposiciones, sino como tensiones que impulsan un proceso hacia un posible cambio cualitativo y una resolución. ¿Tiene sentido eso?

Tiene sentido, nos has dado muy buenas explicaciones del materialismo histórico, la dialéctica y la contradicción. ¿Podemos ahora entrar en el foco principal de nuestra discusión? Queremos comprender el socialismo de asedio. Estoy seguro de que es un término con el que creo que en general los oyentes estarán familiarizados, pero ¿podrías explicar cuáles son sus características definitorias, y cuáles son sus condiciones específicas?

Socialismo de asedio es un término acuñado por el distinguido Michael Parenti, que también ha sido adoptado por otros. Identifica el hecho de que el socialismo, como proyecto de construcción de un Estado, nunca ha existido fuera de un asedio imperialista. La noción de que un proyecto socialista puro podría desarrollarse de manera independiente es una construcción mitológica, no basada en un análisis materialista histórico de la situación real.

William Blum ofrece una ilustración convincente de esto en su libro Killing Hope. Analiza cómo las fuerzas imperialistas han intentado sistemáticamente socavar los proyectos socialistas. Blum escribe:

Los chicos del capital brindan también con sus martinis por la muerte del socialismo. La palabra ha sido eliminada de la conversación de sociedad. Y esperan que nadie advertirá que todo experimento socialista de significación en el siglo XX —sin excepción— ha sido aplastado, derrocado, invadido, corrompido, pervertido, subvertido o desestabilizado —en resumen, se le ha imposibilitado la existencia— por Estados Unidos. Ni a un solo gobierno o movimiento socialista —desde la Revolución rusa hasta los sandinistas en Nicaragua, de la China comunista al FMLN en El Salvador— se le ha permitido desarrollarse o caer por sus propios méritos; ninguno disfrutó de la seguridad suficiente como para despreocuparse de su todopoderoso enemigo extranjero y suavizar el control interno. Es como si los primeros experimentos de los hermanos Wright con máquinas volantes hubiesen fracasado porque las empresas automovilísticas sabotearan cada prueba, y esto hiciera que las gentes buenas y temerosas de Dios en todo el mundo reflexionaran sobre el asunto, valoraran las consecuencias, asintieran colectivamente con aire sabio y declararan con toda solemnidad: El Hombre nunca podrá volar.”

En algunos aspectos no estoy totalmente de acuerdo con la postura de Bloom sobre este asunto, porque creo que también es crucial reconocer que, a pesar del asedio, el socialismo ha logrado éxitos notables. Sin embargo, la importancia de su cita reside en el énfasis que pone en el hecho de que el socialismo es a la vez un proyecto y un proceso que surge dentro de un sistema mundial capitalista y que ha estado bajo asedio en todos los niveles imaginables.

Este asedio ha sido militar, como lo demuestra la invasión de la Unión Soviética por parte de catorce países capitalistas entre 1918 y 1920, destinada a estrangular al naciente Estado socialista, como dijo Winston Churchill. También ha sido económico, como los bloqueos impuestos a la Unión Soviética y otros países socialistas. Además, el asedio ha sido tecnológico, cultural e intelectual, y ha implicado el uso de todos los medios posibles para socavar o distorsionar a los países socialistas.

Socialismo de asedio”, la frase en sí, como mencionaste, fue acuñada por Parenti. Pero el término se basa en el concepto de “cerco capitalista”, una frase utilizada por Stalin, quizás por Lenin, no estoy muy seguro de eso, pero fue utilizada por los soviéticos, particularmente en los años 30, cuando el partido nazi estaba creciendo en Alemania y esta noción de cerco capitalista aparecía como la principal amenaza, supongo, para la Unión Soviética, aparte del trotskismo en los años 30. Sabemos que la Unión Soviética y el partido hicieron de esta afirmación uno de los temas centrales de su propaganda hasta finales de la década de 1950, cuando Kruschev se opuso a esta idea y sugirió que ahora los países capitalistas estaban siendo rodeados por el socialismo. El concepto de “socialismo de asedio” había nacido de esa comprensión, de muy larga data, acerca de cómo los países capitalistas estaban atacando a la Unión Soviética. Sin duda, los primeros bolcheviques, Lenin, incluso Trotsky, Stalin en los años 20, cuando la Revolución ya estaba en curso, cuando estaban entrando en la Guerra Civil, fueron a la guerra con la esperanza de que si Alemania y otros países se volvían socialistas, eso les iba a permitir luchar en mejores condiciones. Pero al no tener esos aliados, que al estar en una fase más avanzada del capitalismo podrían haber construido un socialismo más desarrollado, la amenaza del cerco capitalista se volvió aún mayor.

Creo que es fundamental comprender plenamente el concepto de cerco capitalista. En mis primeros estudios sobre el socialismo, no comprendí del todo hasta qué punto el asalto imperialista al socialismo es una guerra total e implacable que se desarrolla en todos los niveles posibles. Lo he aprendido en parte a través de mis estudios sobre el Estado de Seguridad Nacional de los Estados Unidos y las diversas tácticas encubiertas que emplea.

Un ejemplo ilustrativo que me gustaría compartir tiene que ver con las observaciones de Ernesto Che Guevara sobre la Revolución Cubana. Después de la exitosa toma del poder en 1959, le preguntaron a Guevara en una entrevista sobre los principales problemas que enfrentaba la Revolución Cubana. Su famosa respuesta fue que los dos problemas principales eran “el imperialismo y el imperialismo”. Esta respuesta subraya el hecho de que el imperialismo es el desafío por excelencia que enfrentan todos los proyectos de construcción de estados socialistas.

Lo que Guevara tenía en mente eran las numerosas acciones agresivas tomadas por los Estados Unidos contra esta pequeña isla. Estas acciones incluyeron campañas de terror, bombardeos, ataques incendiarios, ataques aéreos y campañas terroristas, así como la guerra económica a través de un bloqueo draconiano e ilegal. Estados Unidos también empleó armas biológicas y químicas, llevó a cabo una guerra contra el ganado para destruir los suministros de alimentos y llevó a cabo innumerables intentos de asesinato contra los dirigentes revolucionarios cubanos. Además, hubo campañas de propaganda extensas y bien financiadas, redes de espías en expansión y agentes del Departamento de Estado involucrados en las tácticas más sucias. La invasión de Bahía de Cochinos es un ejemplo de ello, pero la lista de acciones continúa.

Es importante que todos estudien y comprendan hasta qué punto el socialismo ha tenido que surgir en estas condiciones. Esta comprensión es crucial no sólo para comprender lo que significa luchar y vencer, sino también para desarrollar las defensas necesarias en esa lucha. Además, pone de relieve la diferencia entre el socialismo teórico, tal como se analiza en los libros o se contempla en un sillón, y la realidad práctica de la construcción de un Estado.

En el contexto de los esfuerzos del gobierno estadounidense, William Blum cita que, desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha intentado derrocar a 50 gobiernos extranjeros, la mayoría de los cuales fueron elegidos democráticamente. El socialismo de asedio, como término materialista histórico, nos ayuda a comprender el contexto específico en el que ha existido el socialismo hasta este momento.

Además, el caso de China en el siglo XXI es particularmente significativo debido a la guerra híbrida en curso contra ella, que adopta muchas formas y busca detener el ascenso del llamado “dragón rojo”, un objetivo que hasta ahora no ha tenido éxito.

Una respuesta común a quienes discuten las condiciones en las que surgió el socialismo, es que los países capitalistas enfrentan amenazas o crisis similares. Sin embargo, estoy seguro de que tú argumentarías que esa afirmación no se sostiene. Por ejemplo, si comparamos la situación en Estados Unidos y Alemania, veremos que, independientemente de quién esté en el poder, ya sea un régimen nazi, liberal o fascista, la estructura capitalista persiste. En cambio, en los países socialistas, el sistema enfrenta obstáculos significativos y desafíos externos que impiden su estabilidad y continuidad, a diferencia de los sistemas capitalistas, que suelen mantenerse a pesar de los cambios ideológicos o de liderazgo.

Esto nos lleva a pensar en otro aspecto crucial del socialismo de asedio: el socialismo, tal como se ha desarrollado en el mundo real, como un proyecto de construcción de Estados, ha existido predominantemente en la región Tricontinental, también conocida como el Sur Global o el Tercer Mundo. El socialismo en la práctica ha surgido dentro de la periferia colonial y semicolonial del capitalismo. El capitalismo, como sistema global, se estableció a través de sangrientas conquistas coloniales y sus repercusiones. En este contexto, debemos entender el socialismo de asedio dentro de esta realidad más amplia: el capitalismo ha subdesarrollado al Tercer Mundo para hacer avanzar al Primer Mundo. Por lo tanto, los proyectos de construcción de Estados socialistas enfrentan no solo el asedio directo de los países imperialistas más desarrollados, sino también el legado de décadas, a menudo siglos, de subdesarrollo estructural. A diferencia de los estados capitalistas, que dependieron del colonialismo para desarrollar fuerzas productivas, los estados socialistas no tienen esta ventaja histórica. De modo que comparar el ascenso del capitalismo, impulsado por el colonialismo, con el surgimiento del socialismo, que es fundamentalmente un proyecto anticolonial, es como comparar manzanas con naranjas, y conduce a un profundo malentendido histórico.

Esto se relaciona con los conceptos que explicaste al principio sobre el materialismo histórico y la perspectiva dialéctica de la historia. En lugar de simplificar el concepto de países emergentes o proyectos de construcción del estado, como mencionaste, es crucial reconocer que estos países comienzan desde puntos de partida muy distintos. Por ejemplo, el colonialismo y el anticolonialismo representan una dialéctica en la que existe un conflicto inherente entre ambos. Así lo entiendo: hay una interacción y confrontación constante entre estas fuerzas, lo que influye en el desarrollo y la formación de los estados.

Por supuesto, y el poder del análisis dialéctico es evidente aquí porque siempre nos exige considerar cualquier suceso específico en relación con la totalidad. Todos los proyectos de construcción de estados socialistas se sitúan dentro del mundo imperialista más amplio. Es al ubicarlos dentro de estas relaciones que podemos comprender plenamente su realidad material y reconocer que el marxismo, y más específicamente el materialismo histórico, moviliza la capacidad de acción de las personas. Este enfoque permite a las personas no sólo ser objetos de la historia sino también hacer la historia activamente.

Es particularmente importante enmarcar la historia del socialismo en el contexto de su lucha contra el imperialismo, ya que esta perspectiva resalta la capacidad de acción de los involucrados. El marxismo, fundamentalmente, ha sido una ciencia anticolonial de liberación a lo largo del siglo XX, así como de los siglos XIX y XXI. Su contribución esencial a la humanidad -y al planeta- ha sido su papel en oponerse a formas de degradación ecológica que no sólo dañan a los llamados “subhumanos” del mundo, sino que también devastan otras formas de vida y la biosfera.

¿Cómo influye, entonces, la comprensión de la dialéctica y del materialismo histórico, en el análisis y la comprensión del socialismo de asedio del siglo XX?

Creo que es crucial, en particular en relación con mis críticas a la izquierda occidental, entender que el socialismo no es un paradigma fijo para una sociedad futura. El socialismo es, literalmente, el proceso contradictorio de avanzar hacia una sociedad más igualitaria, conocida como comunismo, a partir del capitalismo. La contradicción es inherente al proceso socialista, y esto significa que si adoptamos una comprensión dialéctica del socialismo, debemos verlo dentro del contexto del sistema mundial capitalista, caracterizado por el imperialismo.

Cuando colocamos el socialismo dentro de este contexto material, se hace evidente por qué todos los proyectos de construcción de estados socialistas enfrentan un imperativo categórico: desarrollarse o morir. Dada la historia del imperialismo y el asedio que acecha al socialismo, los estados socialistas deben desarrollar rápidamente sus fuerzas productivas. Comienzan en desventaja porque sus países han sido históricamente subdesarrollados por el imperialismo. No pueden depender del colonialismo para construir sus capacidades productivas, y están continuamente sujetos a la agresión imperialista y a la propaganda anticomunista.

Esta necesidad de un desarrollo rápido exige que los estados socialistas establezcan su propia autonomía cultural y de autodefensa, eduquen a sus ciudadanos y hagan avanzar sus fuerzas productivas lo más rápidamente posible. Si no lo hacen, corren el riesgo no sólo de ser aplastados, sino de enfrentarse a graves consecuencias, como el genocidio. Hay una famosa cita de Stalin, dijo algo así como que la Unión Soviética estaba 50 o 100 años por detrás de los países desarrollados, y sabiendo que los nazis iban a invadirla, dijo que debían compensar esa diferencia en 10 años, porque si no lo lograban, serían aplastados. Lo decía literalmente, ese fue un hecho histórico literal, y lo lograron, lo cual es bastante sorprendente.

En este contexto, es importante entender la relación entre táctica y estrategia. Las tácticas implican las maniobras de corto plazo necesarias para avanzar hacia una estrategia de largo plazo o un objetivo general. Desarrollar rápidamente las fuerzas productivas es esencial, pero esta necesidad a veces puede conducir a tácticas que parecen contradictorias con el objetivo general. Por ejemplo, un estado socialista no puede ser inmediatamente 100% democrático en el sentido capitalista convencional, ni puede descentralizar todo instantáneamente, o eliminar el dinero y el trabajo. Estas ideas utópicas sobre el socialismo a menudo tienen poco que ver con las realidades prácticas de la construcción de un estado socialista.

Así, las tácticas empleadas por los proyectos de construcción de estados socialistas pueden parecer divergentes de la visión idealista del socialismo. Analizaremos esto más a fondo con ejemplos como la apertura a la inversión capitalista o la intensificación de ciertas formas de explotación para desarrollar las fuerzas productivas y mitigar al mismo tiempo el daño a los trabajadores. El socialismo debe entenderse como un proceso contradictorio, pero si el proyecto de construcción de estados socialistas sigue su curso, estas contradicciones se resolverán con el tiempo. Cuanto más rápido se resuelvan, más rápidamente podrá el estado avanzar hacia un nivel más alto de desarrollo y abordar los problemas de manera más eficaz. Este enfoque puede llevar a la percepción, especialmente de la izquierda occidental, de que los estados socialistas se han desviado de sus objetivos, y este es un punto que analizaremos más adelante.

Es irónico, sin duda, que los izquierdistas occidentales no comprendan plenamente esta realidad, mientras que parece que los capitalistas sí lo hacen. Ellos entienden que sus maniobras e intentos de subversión pueden tener efectos significativos, no solo en términos de propaganda, sino también en la deslegitimación del proceso en cuestión. Para ilustrar esto, cito brevemente un documento de la CIA de 1953 sobre la muerte de Stalin y lo que podría suceder a continuación en la Unión Soviética. Según este documento, incluso durante la era de Stalin, había un liderazgo colectivo en el sistema comunista, lo que contrasta con la visión occidental de un dictador absoluto. La falta de comprensión de la verdadera naturaleza y organización del poder comunista ha llevado a malentendidos. Aunque Stalin tenía amplios poderes, su papel era más el de capitán de un equipo. El documento sugiere que, a pesar de la ausencia de líderes como Lenin o Stalin, el nuevo liderazgo probablemente se mantendrá en línea con el concepto de liderazgo colectivo, a menos que las políticas occidentales obliguen a los soviéticos a reorganizar su estructura de poder en respuesta a la presión externa. Quería destacar este punto para aclarar la situación.

Creo que es un punto importante porque la Agencia Central de Inteligencia, al igual que otras agencias dentro del Estado de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, tiene la tarea de hacer algo bastante peculiar. Quiero decir, hacen varias cosas, pero como dijo Ralph McGehee, su propósito fundamental es la desinformación. O como dijo William Casey, el director de la CIA que fue asignado, creo, en 1981, a principios de los años 80, dijo: “sabremos que nuestro programa de desinformación está completo cuando todo lo que el público estadounidense crea sea falso”. Por lo tanto, todo el público estadounidense piensa que Stalin es un dictador, pero la Agencia Central de Inteligencia y estas otras agencias tienen que saber realmente la verdad de lo que está sucediendo, o tienen que tratar de acceder a la verdad de lo que está sucediendo, porque son agentes en el mundo material real. Si actúan en el mundo de acuerdo con sus construcciones mitológicas, sus acciones no van a funcionar muy bien.

Y entonces la base de su desinformación es tratar de entender realmente la información real u obtener información correcta sobre cómo funciona el mundo. Creo que ese es un punto muy importante que has destacado. Pero estas ideas realmente se han filtrado en gran parte de la izquierda occidental, ¿no? La izquierda occidental simplemente adopta estas líneas de propaganda, porque son las líneas de propaganda que se publican no solo en las plataformas liberales sino también en las plataformas marxistas occidentales, ya sea Jacobin o Democracy Now, u otras plataformas de ese tipo, de tendencia radlib, o afines a Marx en varios sentidos, o que incluso se autodescriben como marxistas, pero que en última instancia no lo son, no lo son en el verdadero sentido anticolonial y antiimperialista del término.

¿Cuáles son algunos ejemplos destacados de desviaciones o retrocesos del socialismo durante el siglo XX? Tal vez debería reformular la pregunta, ya que nos has aclarado que estos movimientos no necesariamente implican un abandono del socialismo, sino que pueden ser parte del proceso de construcción hacia él. Sin embargo, me gustaría saber cómo estos cambios son percibidos por un público más amplio que observa el desarrollo de estos escenarios.

Creo que una de las mejores maneras de entender esto, y es un ejemplo que utilicé en un artículo en el que estoy trabajando, es cuando Lenin describió el proceso de construcción del socialismo en términos de la escalada de montañas. Utilizó esta metáfora: imaginó un alpinista tratando de alcanzar la cima de una cumbre que nunca antes se ha escalado, y abajo hay un grupo de espectadores. Éstos ven que se desvía del camino, y muchos de ellos comienzan a abuchearlo y a decir: “Oh, debería haber seguido hasta que nuestra idea perfecta de cómo escalar la montaña estuviera resuelta”, y cosas así.

Lenin estaba describiendo a los socialistas utópicos, y también a los conservadores, que decían: “Bueno, nunca deberíamos haber intentado escalar la montaña en primer lugar porque es imposible”. Lo que Lenin aclara es que para escalar una cumbre que nunca se ha escalado antes, a veces hay que volver a bajar para encontrar un camino alternativo. Es una descripción perfecta de cómo se relacionan la táctica y la estrategia. Si la estrategia es llegar al final y uno simplemente sigue su táctica hasta el final y termina cayéndose de la montaña, no es un buen escalador de montañas. Pero dar marcha atrás o tomar ciertos desvíos para encontrar el camino hacia el ascenso es la mejor manera de hacerlo porque, en última instancia, eso señala la primacía de la práctica.

No hay una Biblia que nos vaya a decir cómo hacer que el mundo sea socialista. Hay un proceso práctico continuo de intentar comprender el mundo, implementar ciertas prácticas y luego ver qué funciona y qué no. Algunos ejemplos famosos de dar marcha atrás: de hecho, cuando Lenin escribió esta metáfora, fue a raíz de la Nueva Política Económica, y es a eso a lo que aludía. Cuando introdujo la Nueva Política Económica, que básicamente permitía cierta inversión capitalista en la Unión Soviética, hubo bolcheviques que rompieron sus carnets del partido y dijeron: “Miren, esto no es lo que yo firmé. Se supone que esto es anticapitalista. ¿Por qué Lenin está permitiendo que haya inversión capitalista?” Adoptaron una especie de línea purista, que está muy extendida en la izquierda occidental.

Lenin estaba tratando de explicar a la gente que, si se quieren desarrollar las fuerzas productivas, se necesita inversión capitalista para ello. ¿Y de dónde va a venir esa inversión capitalista en un país que ha estado subdesarrollado por la historia del colonialismo y ha sido saqueado por la guerra y la invasión imperialista? Bueno, va a venir de los capitalistas. Y eso no significaba que Lenin estuviera abandonando la estrategia del socialismo; significaba que era un táctico brillante y sabía que necesitaba inversión capitalista para desarrollar las fuerzas productivas de modo que pudieran llegar a un nivel más alto de desarrollo en el que se alejarían de eso, que es precisamente lo que hicieron.

Otro ejemplo realmente famoso, por supuesto, es la China contemporánea. Porque cuando Mao murió en 1976, y luego se produjo el proceso de reforma y apertura, muchos marxistas occidentales afirmaron -y no solo muchos, hubo un relativo consenso en la tradición marxista occidental- que China se había vuelto capitalista, que los corruptos capitalistas habían tomado el poder y que se había vuelto capitalista autoritario. Y creo que la verdadera réplica a esto es una famosa declaración que Engels hizo en algunas de sus últimas cartas, una, creo, de 1890, cuando le escribió a Conrad Schmidt. Dijo: “Lo que todos estos caballeros” –y yo diría que a todos estos caballeros y damas de la izquierda occidental– “les falta es dialéctica”. Es decir, lo que la izquierda occidental no entendía es el proceso dialéctico que es desarrollar el socialismo en un mundo dominado por el capitalismo. Un proceso en el que China se estaba desarrollando a la sombra de la Unión Soviética, una especie de Gran Hermano al que observaba y del que aprendía lecciones muy importantes.China estudió a la Unión Soviética muy, muy de cerca, y entre esas lecciones estuvo la de que el revisionismo de Jruschov y el echar por la borda a Stalin fueron muy perjudiciales tanto a nivel ideológico como político y económico, y que por eso no debían ir en esa dirección en particular. Pero también que la mayor dificultad que tuvo la Unión Soviética, particularmente en la década de 1970, fue el estancamiento económico, debido en gran medida a que la base industrial de la economía, que se había desarrollado tan magníficamente en los años entre 1917 y la década de 1970 -con, por supuesto, momentos de retroceso, principalmente por la invasión nazi- no pudo dar el salto cualitativo al siguiente nivel, mientras que Occidente estaba introduciendo nuevas formas de tecnología que sí le permitirían dar ese salto cualitativo. De ahí que la reforma y la apertura que bajo Deng se interpretaran, nuevamente, como un sacrificio del proyecto socialista.

Y si tus oyentes sienten curiosidad por las fuentes en este tema, hay muchos trabajos excelentes. Por ejemplo el de Carlos Martínez, que es genial en muchos sentidos. Una de las personas que realmente me convenció de la línea que estoy adoptando sobre China, y que describiré con un poco más de detalle en un momento, es Domenico Losordo y su libro La lucha de clases. Si tienes dudas sobre la reforma y la apertura, y sobre si la China contemporánea está o no en el camino socialista, te recomiendo encarecidamente que leas La lucha de clases de Domenico Losordo. Porque una de las cosas que creo que demuestra de manera bastante convincente, es que Deng estaba interesado en la transferencia de tecnología y la transferencia científica de las economías desarrolladas, tanto de Asia (Japón, Corea del Sur), como también de Occidente. Y para lograrlo, necesitaban pasar por la reforma y la apertura, pero lo hicieron en un proceso que fue muy gradual y orientado hacia la primacía de la práctica. Entonces, lo probaron primero en ciudades y regiones específicas, para ver cómo funcionaba, evaluar cuáles eran los avances, ver cómo podían modificar el plan, y asegurarse de que el Partido Comunista mantuviera el control de los pilares más importantes de la economía, el sector bancario y el Estado. De modo que no se tratara simplemente de dejar entrar al capitalismo y permitirle que tomara el control por completo. No, ni mucho menos. Pero lo que le interesaba a Deng –y esta es la línea de Losordo– era liberar al marxismo-leninismo de las tendencias populistas y popularizadoras, para desarrollar el socialismo como proyecto de eliminar la miseria y fomentar la prosperidad común. Desde la perspectiva de Deng, el socialismo necesitaba desarrollar las fuerzas productivas hasta tal punto de que no sólo se pudiese ofrecer argumentos ideológicos diciendo que el socialismo es mejor por todas las razones que la mayoría de nosotros probablemente sabemos que el socialismo es mejor, sino que se pudiera hacer ese trabajo ideológico a nivel de la base económica, demostrando materialmente a la gente que la economía podía desarrollarse de tal manera que superara las formas imperialistas de desarrollo sin depender del colonialismo, lo cual es un logro increíble. Por supuesto, ahora estamos viendo que algunas personas de la izquierda occidental -creo que David Harvey es uno de ellos, y algunos otros- han cambiado un poco su posición respecto de China. Sé que Vijay Prashad lo hizo hace bastante tiempo. Creo que es un cambio muy importante y debemos alentarlo, porque todos cometemos errores. Quiero decir, no nací pensando que China era socialista. Tuve que aprenderlo. Y lo más importante es aprender de nuestros errores lo más rápido posible y adaptarnos a ellos. Y creo que la China contemporánea demuestra claramente que sigue en una senda socialista con características chinas de un tipo muy particular. Todavía hay una lucha de clases en curso dentro de China y dentro de la dirigencia comunista, por supuesto, pero se han logrado avances increíbles en relación con la historia de la Revolución China. Solo señalaré uno de esos logros, que es la asombrosa campaña de alivio de la pobreza de 850 millones de personas. Esto supera a toda la población de América Latina, que es de alrededor de 720 millones de personas. ¿Se imaginan que un país elimine toda la pobreza extrema en un continente entero? Porque a eso equivale, en términos per cápita, es una hazaña impresionante, el mayor programa de alivio de la pobreza en la historia de la humanidad. Y hay muchas otras cosas que podría señalar, pero solo por el bien del tiempo, aludiré a eso, así como al proyecto de desarrollar una civilización ambiental y, de hecho, decidir muy explícitamente bajo Xi enfriar la economía para desarrollar aún más la civilización ambiental o ecológica. Así pues, estas son dos señales, pero hay muchas otras, de que China está claramente en el camino socialista. Pero han estado utilizando tácticas que aprendieron de los errores cometidos, de los fracasos que tuvieron lugar en la historia del proyecto socialista en la Unión Soviética y en su esfera de influencia más amplia. Y, en cierto sentido, -al menos esta es mi comprensión actual- creo que cuando los chinos vieron que la confrontación entre la Unión Soviética y Occidente fue tan brutal y llevó a una increíble carrera armamentista, sometiendo a la Unión Soviética a una constantementedesestabilización, quisieron tomar un camino diferente y emplear la fuerza de sus adversarios en contra de ellos mismos. Entonces, al abrirse, comenzó a jugar parte del juego capitalista, pero a largo plazo para descubrir cómo desarrollar su economía y así superarlos. Y ahora la base productiva de la economía estadounidense ya no existe, excepto por la industria armamentística y, bueno, la industria cultural, parte de la industria farmacéutica, si podemos llamar a eso un sector productivo. Pero China tiene una productividad muy vibrante en la base de su economía. Y, según muchos analistas, China ya ha ganado esa guerra a largo plazo en ciertos aspectos fundamentales. Ahora bien, todavía queda mucho por ver, debido a la dependencia de Estados Unidos de lo militar y otras cosas por el estilo. Pero creo que la reforma y la apertura son un excelente ejemplo de cómo utilizar una táctica en el contexto de una estrategia a largo plazo.

Creo que fue un excelente ejemplo y una excelente explicación. Voy a intentar ofrecer uno aquí mismo, pero no se trata de algo contemporáneo sino más bien del pasado: el Muro de Berlín que estaba en Alemania del Este. Por supuesto, es un aspecto bastante icónico y controvertido de la historia de Alemania del Este. Antes de su instalación en 1961, en esencia, ya sabes, para los oyentes (estoy seguro de que la mayoría de los oyentes lo saben en este momento porque escuchan el programa), Berlín era una ciudad que estaba prácticamente en el medio de Alemania del Este. Alemania del Este controlaba la mitad y Alemania Occidental controlaba la otra mitad. Esto planteó dos enormes problemas para el desarrollo temprano de Alemania del Este en los años 40 y principios de los 50. Por un lado, tenías esencialmente una enorme base de espionaje del tamaño de una ciudad en el centro del país, desde la que se planeaban muchos intentos de subversión. La mayoría de las personas que eran espías en Alemania del Este fueron reclutadas en Alemania Occidental o en Berlín Occidental porque podían literalmente cruzar la línea o pasar por el puesto de control para reunirse con su supervisor y proporcionar información, etc.

Berlín Occidental también permitió que la gente emigrara de Alemania del Este a Berlín Occidental y luego, a través de Berlín Occidental, pasara a Alemania Occidental. Así que, creo que aproximadamente 3 millones de personas abandonaron el país en los años 50 como resultado de este tipo de frontera laxa que existía. Esto significó que muchos profesionales fueron atraídos a Alemania Occidental debido al apoyo que Alemania Occidental tenía de los EE. UU., que estaba inyectando dinero y oportunidades a través del Plan Marshall y otros medios para realmente desarrollar Alemania Occidental. Entiendo por qué la gente aprovecharía la oportunidad de hacerlo, dada la relativa falta de capacidades productivas u oportunidades de Alemania del Este, etc.

Así que había que hacer algo. Esperaron mucho tiempo. Creo que fue a principios de 1952 cuando propusieron por primera vez construir un muro para dividir las dos Alemanias. Pero esperaron; Creo que la Unión Soviética descartó esa idea porque no quería iniciar un conflicto militar, lo cual es comprensible. Pero finalmente, se dieron cuenta de que era necesario construir el muro, aunque, no solo desde un punto de vista estético, sino incluso desde la perspectiva de intentar construir una sociedad igualitaria, construir un muro impuesto militarmente entre dos grupos de personas que son esencialmente iguales (la misma sociedad, la misma gente) podría verse como un retroceso o un desvío de la construcción del socialismo. Pero lo que resultó de eso es que Alemania del Este se estabilizó significativamente y pudo construir esas capacidades productivas que usted mencionó. Una vez que se construyó el muro, el período de los años 60 y 70 se conoce como el período más estable durante la construcción de lo que finalmente se convierte en el país socialista más avanzado, o algunos dirían que es el país socialista más avanzado del siglo XX.

Así que solo quiero usar ese ejemplo como potencialmente más controvertido que China, al menos desde un punto de vista occidental.

Creo que es un gran ejemplo porque también toca el concepto, o uno de los conceptos, que se utiliza a menudo para denigrar a los estados socialistas realmente existentes, y es el autoritarismo. ¿Qué es más autoritario que construir un muro y no permitir que la gente pase a menos que decidas permitírselo? Pero el autoritarismo es un concepto muy mal utilizado, porque no se trata sólo de ejercer la autoridad; se trata de desarrollar la soberanía en un mundo imperialista.

Así que, los hechos que motivaron la construcción del Muro de Berlín (ya mencionaste los espías, las campañas de terror y las campañas de sabotaje que se estaban llevando a cabo contra Alemania del Este) eran increíblemente brutales. Constantemente hacían estallar puentes y vías férreas, causaban problemas con el ganado, provocaban incendios y hacían todo lo que podían para causar estragos, al igual que la lista que di antes sobre Cuba.

Entonces, ¿es autoritarismo o es un intento de ejercer soberanía y mantener fuera a los desestabilizadores imperialistas? Uno puede hacerse la misma pregunta sobre todas las críticas a China por sus políticas de Internet y por no querer, básicamente, que las grandes empresas tecnológicas contratadas por la CIA operen en su país. Piénsalo por dos segundos: Google, Amazon, todas estas plataformas, todas están en la cama con el Estado de Seguridad Nacional de Estados Unidos, y esto ha sido documentado con gran detalle. Los chinos lo saben. ¿Por qué los dejarían entrar? Por el contrario, quieren tener un gran cortafuegos. Esto no es autoritarismo; es ejercer soberanía, y deberían tener el derecho democrático de ejercer la soberanía.

Ese es un buen punto y lo voy a resumir aquí. El libro del que estabas leyendo una cita antes, Killing Hope de William Blum, tiene una excelente lista de todas las cosas de las que estás hablando que sucedieron en Alemania del Este. También recomiendo que la gente vea el episodio reciente del otro podcast que presento, llamado ProlesPod, el podcast anteriormente conocido como Proles of the Round Table. En ese episodio, titulado “La subversión de Alemania del Este”, analicé algunas de las cosas que mencionaste, utilizando la lista de William Blum y otros ejemplos específicos de lo que estaba sucediendo. Una cosa que señalé durante ese episodio es que no hay paralelo con esta situación de seguridad o soberanía de tener un país hostil compartiendo tu ciudad capital contigo. Simplemente no hay paralelo. Y por eso tuvieron que, como mencionaste, que hacer una diferencia entre táctica y estrategia..

Tal vez la bahía de Guantánamo sería el equivalente estadounidense, salvo que los cubanos no están llevando a cabo campañas de desestabilización contra ellos. Los cubanos han pedido que les devuelvan sus tierras y básicamente les permiten tener una de sus muchas prisiones internacionales. De todos modos, no es una analogía perfecta.

Ciertamente, ese es un buen punto. Había considerado Guantánamo, pero necesito reflexionar más al respecto. Pasemos a la siguiente pregunta: ¿por qué es tan difícil para la izquierda occidental comprender y procesar estas retiradas o desvíos, incluso cuando es lógico y dialéctico considerar que forman parte del proceso?

Bueno, creo que la razón fundamental es la extensa propaganda que ha convencido a la gente de muchas de las ideas falsas que hemos mencionado. Debemos ahondar en la historia profunda de la propaganda y sus efectos, para no quedarnos sólo en el nivel más bajo de análisis.

Mao usó la distinción entre diferentes grados de aprehensión -un concepto que tomó prestado de Hegel, el filósofo alemán de principios del siglo XIX- , mostrando que en el nivel más bajo de aprehensión está la percepción sensorial. Esto significa simplemente ver algo, oír algo y procesarlo. Siento que gran parte de la izquierda occidental se mantiene en este nivel. Tienen esta idea previa de cómo se supone que es el socialismo: todos son iguales, no hay racismo, no hay misoginia, la sociedad está más desarrollada, todos son libres, etc. Luego, con su percepción sensorial, miran a Cuba o China, o un país similar, y piensan: “Bueno, no coincide con la idea que tengo en mi mente”. Este es un nivel cognitivo muy bajo, por así decirlo, está muy subdesarrollado. Es mirar el mundo como alguien que no tiene educación y no tiene un aparato conceptual para entender lo que está viendo.

Los niveles superiores de conciencia, que Mao señaló, implican comprensión lógica. La comprensión lógica se relaciona con el tipo de aprehensión que acabamos de discutir. Por ejemplo, cuando se observa un país como Alemania del Este y el Muro de Berlín, y se lo sitúa desde una perspectiva materialista histórica en la historia del imperialismo y los esfuerzos de desestabilización, se ve que el muro no estaba allí solo como un mecanismo policial autoritario que es malo para su gente. En cambio, los alemanes del Este lo habían puesto ahí para tratar de mantener alejados a los imperialistas, para poder desarrollar su país y también limitar en parte la fuga de cerebros, y las acciones del sector pequeñoburgués que históricamente se movilizó para derrocar a esos países en el bloque del Este.

Hay mucho que analizar en relación con este tema, pero si se tiene un nivel de comprensión lógica, se puede ver la dialéctica del socialismo. En realidad, esto no es del todo correcto: lo que se ve a nivel de la percepción sensorial es simplemente lo que se ve, y así es como tiende a operar la izquierda occidental. No obstante, si se entiende, se puede comprender la dialéctica del socialismo y reconocer que a veces las cosas pueden no parecerse a la estrategia del socialismo hacia el que se está yendo. Hay tácticas que pueden parecer “autoritarias” o “entre comillas “antidemocráticas”, pero es necesario comprenderlas como parte de un proceso más amplio.

El nivel más alto de la aprehensión, según Mao, es la práctica. Los marxistas orientales, como se los ha llamado históricamente, son aquellos que realmente implementaron el marxismo y lo convirtieron en un proyecto del mundo real. No se trata solo de comprender la dialéctica del socialismo, sino de implementarla, ver qué funciona y qué no, y aprender de ese proceso. Esto nos lleva de nuevo a nuestro análisis de China. Una de las razones por las que China no se parece a la Unión Soviética de, digamos, los años 30, es que aprendió mucho de lo que estaba sucediendo en la Unión Soviética y se adaptó mediante un análisis de su propio contexto y práctica, averiguando qué funcionaba y qué no.

En ese sentido, la izquierda occidental necesita volverse más sofisticada, más reflexiva, y tener una comprensión más dialéctica de lo que significa desarrollar el socialismo, no solo como una idea o un plan, sino como una realidad en un mundo de subdesarrollo imperialista. Esto requiere comprender la relación contradictoria entre tácticas y estrategias.

Por último, para asegurarme de que nadie me malinterprete: esto no significa que no se puedan hacer críticas o que no haya críticas importantes dentro de la tradición socialista. De hecho, yo diría que la autocrítica es el elemento más vital de esa tradición. A diferencia de los capitalistas y los fascistas, los socialistas tenemos una tradición de autocrítica que nos hace más fuertes. Sin embargo, esa autocrítica debe basarse en un análisis de la totalidad social y en la experimentación en la práctica, en ver qué funciona y qué no, y luego hacer los ajustes necesarios. Ha habido proyectos que ondeaban la bandera del socialismo pero que claramente no tenían en mente la estrategia que nosotros buscamos: el nacionalsocialismo, por ejemplo, que llevaba una bandera distorsionada del socialismo. Necesitamos mantener nuestro impulso crítico pero situar el análisis dentro de este espectro más amplio de la totalidad social que hemos estado discutiendo.

Incluso destacando que la autocrítica es una parte fundamental de la tradición socialista, resulta irónico que estos desvíos o ajustes en el camino sean precisamente un ejemplo de esa autocrítica. Analizar la situación y decidir que es más beneficioso seguir una nueva ruta en lugar de la anterior es una manifestación de ese derecho a la autocrítica. Si un enfoque no funciona, se busca una alternativa para alcanzar el objetivo deseado.

Uno de los aspectos clave del ultraizquierdismo que critican los marxistas es la idea de que se llegará a la cima sin importar el costo. Veo esto en el mundo activista de Filadelfia, impulsado principalmente por una especie de ultraizquierdismo anarquista. Hay una gran movilización y, de repente, alguien prende fuego a un coche de policía, rompe un montón de ventanas y simplemente dice: “Haremos la revolución hoy, ¡y eso es todo!”. Este ultraizquierdismo está muy equivocado porque no reconoce que no se puede llegar a la cima corriendo. Hay que descubrir o desarrollar tácticas que realmente funcionen, y esto se basa en un movimiento de masas, no en unos pocos aventureros que se lanzan al frente porque son puristas y creen que lo harán de la manera correcta, etc. Desafortunadamente, este tipo de ultraizquierdismo y aventurerismo está bastante extendido en ciertos sectores de la izquierda occidental.

En este punto, creo que terminaremos esta parte del episodio. Quiero agradecerte mucho, Gabriel, por explicarnos estos conceptos. Recuerdo haber hecho Filosofía 101 en la universidad hace más de una década, y siento que he aprendido más sobre filosofía y sobre la comprensión de la totalidad social, como tú la llamas, durante esta última hora que en esos cursos. Así que gracias de nuevo por participar en el programa.

Gracias por invitarme. Ha sido un placer. Sigan con su gran trabajo. Creo que la guerra de la información es una de las más importantes, así que los aliento a que sigan haciéndolo.